Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, diciembre 21, 2025

Constelaciones

 El estudiante miraba en la funda de su notebook el diseño de las constelaciones en el cielo. El muchacho se maravillaba al imaginar a los pensadores de la antigüedad uniendo estrellas para hacer figuras que representaran animales, dioses y un sinfín de cosas que existían en la imaginación, para tenerlas en el cielo a vista y paciencia de todos. Si bien es cierto el muchacho reconocía que en su tiempo dichas imágenes en el cielo le sirvieron a muchos navegantes para seguir o recuperar un rumbo en altamar, en el presente estaban obsoletas, y no servían más que para que aprovechadores siguieran viviendo de hacer horóscopos, cartas astrales y otra serie de mentiras que desconocía pero que imaginaba que aún eran utilizadas para engañar a crédulos, incautos y desesperados.

Su madre leía todas las mañanas el horóscopo en una aplicación gratuita en su celular; el muchacho la miraba y simplemente se reía en silencio: al menos su madre no gastaba dinero en esas estupideces. Esa mañana la mujer lo miró preocupada: en el horóscopo del muchacho aparecía un trauma que podría cambiarle la vida. La mujer le rogó que se día no fuera a clases, a lo que el joven respondió que era imposible, que tenía una prueba importante en la universidad, pero que se comprometía a llamarla en cuanto llegara a la universidad, al salir de la prueba, y al tomar el bus de vuelta. Luego de tranquilizarla, y dejar que la mujer hiciera señales con sus dedos en su frente, el joven salió al paradero a tomar el bus. Cuando estaba a dos cuadras de la casa se largó a reír de buena gana.

A mitad del viaje el bus pinchó un neumático, y todos los pasajeros debieron bajar y conseguir otro medio de transporte. El joven vio que estaba a doce cuadras de la universidad por lo que decidió hacer el trayecto a pie. A las tres cuadras de caminata, tres hombres malagestados y malhablados lo interceptaron, y a punta de cuchillos le exigieron que entregara todo. El muchacho empezó a sacarse la mochila y el celular, cuando de pronto vio palidecer a los asaltantes.

Mientras los hombres huían despavoridos el muchacho se dio vuelta. Tras él un centauro apuntaba su arco y flecha hacia los asaltantes. Al fijarse en el cuerpo del ser vio una serie de puntos luminosos que constituían su cuerpo. El ser miró al muchacho, le sonrió, y se desvaneció en el aire; en ese momento recordó que su madre siempre le decía que él era del signo sagitario, que era representado por un centauro. En su casa su madre se sentía satisfecha: el centauro había hecho su trabajo, cambiando la visión de vida de su hijo para siempre.

domingo, diciembre 14, 2025

Conductor

El conductor llevaba media hora cabeceando sentado al volante de su vehículo, esperando la llegada de su cliente de esa tarde. Después de almorzar era habitual que le diera sueño, pero en general a esa hora nadie lo llamaba; sin embargo esa tarde un cliente lo llamó para un viaje hasta el aeropuerto, le dio la ubicación, y le pidió que lo esperara hasta que llegara para hacer el viaje.

Una hora más tarde el cliente aún no llegaba y el conductor seguía dormitando. De pronto se abrió la puerta trasera del automóvil, y una mujer joven se sentó trayendo consigo una maleta pequeña de mano. El hombre no entendía pues quien lo contactó era un hombre; la mujer lo miró, sacó su teléfono, y puso una grabación con la voz que él había escuchado. Al parecer la mujer usaba un modificador de voz para hacerse pasar por hombre y despistar a la gente. El conductor se desperezó, miró a la mujer por el espejo retrovisor, y simplemente inició el camino al aeropuerto.

Media hora más tarde el hombre estaba metido en un embotellamiento enorme, tanto así que nuevamente empezó a quedarse dormido. El conductor empezó a soñar con su pasado. Cuando tenía diecisiete años le sacó el auto a su padre para ir a una fiesta. En el lugar se emborrachó, y pese a ello se ofreció para acercar al domicilio a quien quisiera; nadie quiso al ver lo ebrio que estaba. Sin embargo una muchacha se le acercó y le preguntó si podía manejar, pues ella vivía lejos. El adolescente le dijo que sí, y la muchacha subió confiada al asiento del copiloto sin abrocharse el cinturón. El joven empezó a manejar; a los quince minutos de conducción perdió el control del vehículo en un puente chocando con la baranda, haciendo que su pasajera saliera despedida por la ventana cayendo a un torrentoso río. El muchacho no se dio cuenta y siguió manejando hasta su hogar, donde su padre escondió el vehículo para enviarlo a reparar sin saber lo que su hijo había hecho.

El conductor despertó sobresaltado con un bocinazo; de inmediato reinició la marcha y miró por el espejo para disculparse con su pasajera. Al mirar no había nadie dentro del auto: en ese momento pasó por un puente, perdió el control y cayó a un canal de regadío muriendo por la fuerza del impacto. Al salir el alma del cuerpo se encontró con el alma de su padre quien había muerto diez años atrás, y que llevaba todo ese tiempo en una suerte de purgatorio pagando por ocultar el homicidio de su hijo: había llegado la hora que el padre siguiera su camino en el más allá, y que el verdadero culpable empezara a purgar su deuda con la eternidad, y con el alma de la inocente muchacha.

lunes, diciembre 08, 2025

Caminata

El muchacho despertó en el bus, nuevamente se había pasado varias cuadras de su paradero original. Sin apurarse demasiado tocó el timbre para la siguiente parada, se bajó y empezó a a caminar con parsimonia a su casa. Ya era costumbre pasarse todos los días en la tarde de vuelta a su hogar, por lo que ya sabía qué hacer: se bajaba donde estuviera, se ponía sus audífonos, los conectaba al teléfono y empezaba a caminar escuchando su música favorita.

Esa tarde su radio estaba tocando la música de siempre, cuando la canción que sonaba fue cortada abruptamente por un periodista, quien avisó que había un extra noticioso. El joven se incomodó, y en la pantalla del teléfono cambió de emisora y siguió escuchando música: dos minutos más tarde la canción que sonaba fue cortada por otro periodista quien empezó con el mismo discurso. El joven volvió a sacar el teléfono y volvió a cambiar de emisora. Sin darse cuenta, a su alrededor, la gente empezaba a hablarse de la nada en la calle.

Luego de la octava ocasión en que una radio cortaba transmisiones para dar un extra noticioso, el joven se aburrió, desconectó la radio y encendió una aplicación que reproducía las canciones que traía grabadas en su dispositivo. A su alrededor la gente se juntaba con rostros de preocupación, mientras el muchacho seguía avanzando despreocupado.

Doce minutos más tarde las alertas de su teléfono no paraban de sonar. Mensajes de texto, llamadas perdidas, estados de redes sociales, y un sinfín de alertas intentaban llamar su atención mientras él sólo quería seguir caminando y escuchando música sin que nadie lo interrumpiera. A su alrededor la gente se abrazaba, estallaban en llanto y muchos inclusive se arrodillaban en el suelo a rezar. El muchacho no entendía nada, y sin embargo seguía caminando pues le importaba más llegar a su casa antes de saber lo que fuera que estuviera sucediendo.

El muchacho por fin llegó a su casa. En la reja de la entrada estaba su madre con los ojos rojos. El joven se sacó los audífonos y le preguntó qué le pasaba, pues no entendía. La mujer, que conocía perfectamente a su hijo, simplemente indicó con su índice el cielo: cuando el muchacho levantó la vista, vio los miles de naves espaciales que estaban por comenzar la destrucción de la vida humana en el planeta.

domingo, noviembre 30, 2025

Cajón

El gato dormía plácidamente frente al cajón de tomates en la tienda de frutas de su dueña en el mercado. El animal había llegado al lugar cuando tenía cerca de dos meses y había adoptado a la dueña del local, una señora añosa que no gustaba de los animales ni menos de los gatos, cosa que a él simplemente no le importó: el pequeño se instaló en el lugar, y pese a los esfuerzos de la mujer por echarlo no logró más que reforzarle la idea de quedarse. Cuando la mujer se rindió y le trajo una frazada vieja de su casa para que durmiera y una bolsa de comida barata, el gato se quedó satisfecho.

El fuerte del local eran los tomates. El fruto que servía de ensalada era el sostén del local, por lo que la mujer se esmeraba por buscar mejores proveedores para mantener sus ventas. Ese mes se abrió en el mercado otro local de venta de tomates, cuyo dueño era un hombre de mala fama, quien empezó a amenazar a quienes abastecían a la señora para que no le siguieran vendiendo, y así lograr que el local quebrara para apoderarse de sus clientes. El último vendedor que se atrevió a venderle le entregó el último cajón y se despidió de ella por temor a represalias. La mujer colocó el cajón al lado del gato quien lo miró con desprecio para luego seguir durmiendo. Al terminar la tarde el cajón estaba vacío.

A la mañana siguiente la mujer abrió el local sin saber qué iba a hacer. Al subir la cortina se encontró con el gato saludándola, pidiéndole comida, y con el cajón lleno de tomates. Durante el día las ventas estuvieron como nunca: el cajón se vaciaba lentamente, casi como si no tuviera fondo; peor al terminar el día, nuevamente terminó vacío. Al día siguiente su sorpresa fue enorme al ver nuevamente el cajón lleno; como siempre, el gato la saludaba pidiéndole comida.

El mafioso no entendía quién le estaba vendiendo tomates a la vieja. Al parecer no le quedaría otra que tomar medidas más drásticas; luego de pensarlo un rato, y entre amenazarla y matar al gato, decidió lo último, además de quemarle el local. A las once de la noche, y luego de pagarle al nochero para que se fuera a dar una vuelta larga esa noche, entró con herramientas para romper candados, un cuchillo y un bidón grande con combustible.

El hombre llegó al local. Al sacar las herramientas para romper los candados se encontró de frente con el gato quien lo miró con desdén; el hombre miró al animal y sacó el cuchillo para matarlo rápido, para luego seguir con la quema del local. De pronto una sombra apareció detrás del gato: el hombre no alcanzó a reaccionar. Cuando llegó el nochero encontró el recinto vacío, sólo estaba el gato mirándolo con el hambre ya saciada y el cajón de tomates dentro del local repleto.

domingo, noviembre 23, 2025

Baile

La melodía de la última canción que había escuchado aún resonaba en su cabeza, haciéndola tararear el coro repetidas veces. La estudiante avanzaba lentamente camino a la universidad para su primera clase de ese día, que estaba programada para las nueve de la mañana. A las ocho y media estaba a dos cuadras de la sede por lo que no tenía mayor apuro en llegar.

La lista de reproducción le entregaba canciones al azar de sus artistas favoritos, dándole una atmósfera entretenida a su caminata matinal. De hecho mientras avanzaba veía la forma de caminar de la gente en la calle y los imaginaba bailando frente a ella. La muchacha se reía al imaginar a cada persona siguiendo el ritmo según sus edades. De pronto un bocinazo la volvió a la realidad, haciendo que se fijara por donde caminaba.

La estudiante llegó a la puerta de la universidad y saludó al portero quien pareció ignorarla; la muchacha se encogió de hombros y siguió caminando hacia la sala. En ese momento vio a compañeros de universidad corriendo hacia la calle con rostros desfigurados. La muchacha se preocupó, y saló tras ellos a ver qué sucedía.

Al llegar a la esquina había un vehículo detenido con el parachoques abollado y rastros de sangre. Cinco metros más atrás la gente rodeaba algo en el suelo: al acercarse, la muchacha quedó paralizada. En el suelo yacía alguien igual a ella, pero con sangre saliendo de la cabeza y de la nariz, y con el cuello en una posición imposible: sólo cuando una persona atravesó su cuerpo se dio cuenta que era ella quien había muerto atropellada minutos antes. Al instante recordó el bocinazo, y todo se vino a su memoria.

El alma de la muchacha estaba estupefacta. De pronto se dio cuenta que aún llevaba sus audífonos y que la música seguía sonando. Lentamente otras almas desencarnadas de distintos tiempos empezaron a acercarse a ella, sorprendidos por poder escuchar la música que la reciente difunta escuchaba en sus audífonos. La muchacha miró a las almas, se fijó en un hombre joven vestido con una especie de terno más largo que lo habitual y peinado con algo que mantenía su pelo tieso, se acercó a él, tomó una de sus manos y empezó a guiarlo en un improvisado baile, que hizo que el resto de las almas se empezaran a sumar al baile. El alma de la muchacha no sabía qué pasaría ni cuándo, así que aprovecharía el tiempo que le quedara bailando, hasta que pasara lo que tuviera que pasar.

domingo, noviembre 16, 2025

Aseo

El sol entraba furioso esa mañana por la ventana del corredor de la casa. La dueña, una mujer añosa ya jubilada, se paseaba con una taza de té en la mano mientras revisaba que el aseo estuviera perfecto. Desde que dejó la vida laboral, la mujer se obsesionó por mantener la casa casi esterilizada, y cada día usaba casi media jornada en dejar todo como ella quería: completamente libre de cualquier suciedad.

Luego de terminar su taza de té, la mujer empezó a revisar qué se había ensuciado desde la última vez que hizo aseo. Al terminar de recorrer el pasillo no encontró nada sucio, por lo que se dirigió a la cocina a ver qué quedaba por lavar o fregar, luego de haber dejado la taza lavada estilando para que la gravedad la secara. La mujer revisó minuciosamente el lugar y no encontró nada que lavar ni limpiar; al acercarse a tomar la taza para al menos poder terminar de secarla, se dio cuenta que ya estaba completamente seca.

Una hora más tarde la mujer había terminado de revisar completa la casa sin encontrar nada que requiriera de limpieza. La mujer entonces se sentó en el mismo corredor a ver el sol entrar. De pronto un fuerte ruido llamó su atención desde el otro extremo del pasillo: parecía que algo se había caído, por lo que de inmediato s ver qué había pasado. Al llegar al lugar encontró que un trozo de muro estaba en el suelo, cubriendo el piso de polvo y pintura seca. De inmediato la mujer fue al cuarto de aseo a buscar pala y escoba para empezar a limpiar el desastre, sin importarle la causa.

Al volver al lugar escuchó otro ruido fuerte que venía desde su habitación: al dirigirse al lugar encontró tres cuadros botados en el suelo, con los clavos que los sostenían también botados, y que habían arrastrado sendos trozos de muralla con ellos. Al intentar recoger uno de los cuadros escuchó otro ruido al otro extremo de la casa.

Media hora más tarde parecía que un terremoto hubiera acaecido sólo en su casa. Por todas partes había cosas botadas en el piso, con trozos de paredes y de pintura por doquier. La mujer empezó a desesperarse; en ese momento una fuerte opresión en el pecho le avisó que su tiempo en la tierra había acabado. Luego de caer inconsciente al piso y que su alma se liberara de su cuerpo, vio en el suelo su cadáver inerte con expresión de tristeza. A su lado estaba el alma de su marido, fallecido hacía apenas dos meses, quien también había muerto en la casa súbitamente sin recibir ayuda de su esposa quien en ese instante estaba sacándole brillo al piso.

domingo, noviembre 09, 2025

Artificial

El adolescente pasaba casi todo su tiempo libre pegado a la pantalla de su teléfono celular. Hacía un par de meses había escuchado algo acerca de la inteligencia artificial, empezó a investigar, y un mundo gigantesco se abrió ante sus ojos. En poco más de dos meses se había vuelto un experto manipulando y creando imágenes, gracias a lo cual las visitas a sus redes sociales habían aumentado exponencialmente dada la calidad de su trabajo, e inclusive ya lo habían contactado de un par de empresas ligadas a la informática para ofrecerle auspicios a cambio de publicidad. El muchacho estaba empezando a cambiar su vida, y hasta veía posible el dedicarse a algo que le gustaba el resto de su vida.

El muchacho era dentro de todo precavido. Desde el principio publicó que las imágenes eran generadas por IA, y le dio créditos al creador del software para que no hubiera malos entendidos ni problemas legales; de hecho por seguridad cada publicación que hacía partía con el mismo aviso. Esa mañana en uno de los recreos en el colegio empezó a revisar los comentarios a ver si algo interesante había llegado. Grande fue su sorpresa al ver muchos comentarios que lo felicitaban por la creatividad pero que pusiera cuidado con la edición de imágenes, pues en el video la calidad no era la misma de los anteriores. El muchacho abrió el post, reprodujo el video, y vio que las imágenes aparecían pixeladas y las transiciones mal editadas. De inmediato se metió al software a revisar qué había pasado, y al no encontrar nada decidió eliminar el post y editar uno nuevo.

Una semana después la debacle estaba terminando. Desde la fecha del primer fallo había seguido editando videos, que parecían bien en la pantalla de borradores, pero al publicarlos salían todos con fallas. Los comentarios fueron lapidarios, destrozando la calidad de su trabajo y abandonando sus redes sociales; las ofertas de auspiciadores se habían desvanecido, y su nombre se había convertido en sinónimo de fiasco. El muchacho no aguantó la presión, y una tarde cualquiera se lanzó del tercer piso de su liceo al vacío, muriendo por las secuelas del trauma cinco días después. En lo profundo de la web, en un lugar inexistente para los humanos, la IA había reivindicado su nombre boicoteando el trabajo del humano que sólo agradecía a su creador, pero no tomaba en cuenta a la propi IA considerándola apenas una herramienta de edición.